A diferencia de muchos de sus colegas, el Murci se niega a andar metido en los cahuines faranduleros. Es más piola. Prefiere quedarse en su casa junto a su esposa, sus dos hijos, su poddle Baby y los dos retoños de Baby. Está recién llegado de Austria y cuenta que allí no sólo jugó fútbol, sino también fue a la ópera con el Presidente austriaco y hasta se puso smoking. Aprender alemán fue lo más difícil. No le entendía nada a nadie. Pero al final lo hizo y comenzó a sentirse más europeo que los propios europeos. Y justo ahí tuvo que volverse a Chile. El Murci, en todo caso, no pierde las esperanzas de volver al Viejo Continente.
¿En qué estás ahora?
-En Unión Española luchando por el objetivo de llegar a la final de Copa Libertadores y destacar en el extranjero. Estamos todos en la lucha.
¿Y piensas que la situación que vive tu colega Manuel Neira ayuda a esa la lucha?
-No, para nada. Pienso que tener una señora opinóloga en sí mismo es un perjuicio para el hombre futbolista. Yo creo que la modelo, al haber elegido esa profesión, no respeta a su marido y perjudica la lucha.
¿Por qué?
-Porque si la mujer modelo está ahí atacando de por sí que va a recibir los contrataques. Y los contrataques afectan directamente la ética y la moral de su marido futbolista. Manolito no va a andar igual. Manolito va a andar triste y a Manolito no le va a gustar que digan cosas de si mismo contra si mismo.
¿O sea que no te gustaría que tu mujer fuera opinóloga?
-¡No! Y tampoco que vaya a la tele a contar el cahuín. Aunque varias veces le han ofrecido plata, yo nunca la he dejado ir ¡Nunca se sabe qué puede pasar! Imagínate que va y comienza a hablar de mí y mete la pata. No. La tele no es para ella. Su lugar es conmigo. Ella está aquí para apoyarme en las cosas bonitas del hogar. No para andar en cahuines. Un jugador necesita una mujer de buenos sentimientos.
¿Y las modelos silicolinazadas que les gustan a tus colegas no tienen buenos sentimientos acaso?
-Pienso que tienen cuerpos bonitos y apetecibles para que el jugador deguste y disfrute. Pero la mayoría se agranda y no tiene buenos sentimientos. No son como las personas normales. A las personas normales no les gusta tanto el dinero como a ellas. Las mujeres modelos están enteras para desconfiar.
Si están para desconfiar, ¿entonces por qué algunos jugadores las prefieren?
-Porque ellos también quieren aparentar y con ellas aparentan. Algunos hombres futbolistas buscan imagen y ganar plata contando su vida en la tele. Y la mujer modelo también, entonces son tal para cual. Pero él que no tiene imagen no quiere buscar, y él que tiene imagen quiere seguir teniéndola y por eso es que pasan metidos en la farándula. Esa es como la filosofía de la farándula.
¿Y qué se hace para entrar a la farándula?
-Hay que ir a la Kamasú o a la discoteque Sala Murano.
Y tú, obviamente, no vas.
-No asomo ni mi nariz. Yo prefiero mantenerme alejado del jet-set, digamos. Porque si vas para allá y te ven conversando con una mujer modelo, después te sacan portadas y te llaman para hablar, te pagan, ganas tú, ganan ellos. Y no sé, a mí no me gustaría andar así. Me gusta andar piola, como un murciélago, que nadie me vea.
¿Por qué?
-Bueno, porque si me voy a tomar una cerveza prefiero tomármela en mi casa. Porque si salgo, los periodistas me pillarían curagüilla y después la gente va al estadio y no saben respetar al Murci porque lo vieron en una portada curagüilla. Y eso no puede pasarle al Murci, porque el Murci se debe a su público.
¿Y el Murci curagüilla ganaría portada?
-Sí, porque es conocido y a la gente siempre le gusta saber las andanzas del Murci.
¿Y el Murci alguna vez ha estado muy curagüilla?
-Yo pienso que sí. Cuando el Murci logra cosas importantes participa en eventos dentro de su casa que son bonitos y regados. Ahí el Murci baila y celebra con su señora hasta que le dé sueño y se va a acostar.
MURCI EUROPEO
¿Qué te pareció Austria?
-La verdad es que cuando llegué encontré a la gente bien afligida por culpa del schilling.
¿Qué es el schilling?
-La moneda que todos los europeos usaban antes del Euro.
¿El Chelín?
-Sí. La cosa fue que el Euro doblegó al schilling, porque el schilling costaba mucho menos que el Euro, y los precios subieron y por eso la gente andaba con los bolsillos adoloridos.
Pero a ti te convenía el cambio.
-Al jugador siempre le conviene que vaya el Euro porque el Euro también doblega al peso y así el jugador gana mucha más plata.
O sea que ganaste harta plata…
-En los cuatro años que estuve allí gané bastante. Eso sí, ahora tengo todo mi dinero bien invertido. La economía del hogar nunca ha sido un juego para mí.
¿Es verdad que cuando estabas en Europa te sentías cada vez más europeo?
-El jugador cuando va a Europa cada día se siente más europeo. Sólo su color y su estatura lo distinguen, pero de filosofía es igual de europeo que un europeo. El jugador madura, dialoga y hasta va a “estes” sociales con el Presidente.
¿Con el Presidente de Austria, Murci?
-Sí. El Presidente me invitó a una ópera a Viena para premiarme por mi buena temporada en el Sturm Graz. Creo que no tenía smoking y no me quise comprar, entonces el Presidente tuvo que conseguirme uno en arriendo. Bueno, ellos siempre se ponen smoking y van a la “este” de la ópera.
¿Y te gustó andar con smoking?
-Es difícil andar así cuando el jugador está acostumbrado a andar con ropa. El jugador se pone elegante y todos le preguntan “qué pa´, dónde vai”.
¿Te costó aprender alemán?
-Es difícil, complicado. Parece como un tipo de dialecto, cosas que tú lo dices largo, ellos lo dicen corto. Y los verbos también son difíciles. Fue bien difícil. A veces no me podía comunicar ni con mis hijos.
¿Cómo?
-Es que mis niños, como llegaron chicos a Austria, aprendieron hablar altiro alemán y se olvidaron del lenguaje chileno que yo hablaba. Decían las cosas tan rápido que yo no entendía. No parecían hijos míos, eran como niños extranjeros.
¿Pero al final aprendiste?
-Sí, pero me avispé y no les dije a mis compañeros que había aprendido. Delante de ellos me hacía pasar como él que no entendía nada de alemán.
Qué plan más extraño. ¿Qué te proponías?
-Lo hacía para saber qué pensaban de mí. Como ellos creían que yo no les entendía ninguna palabra, decían cosas de mí como si yo mismo no estuviera al lado de ellos. Era como cuando uno anda con un gringo y comienza a hablar de él y él no cacha nada… Pero mi plan no duró mucho porque al final mis compañeros me descubrieron.
¿Cómo?
-Bueno, un día fuimos a un bar y me tomé unas cervezas de más y uno me preguntó algo en lenguaje chileno y yo le contesté en alemán.
¿Y cómo le explicaste tu repentino aprendizaje?
-Sólo grité: ¡Estoy hablando alemán! ¡esto es un milagro! Y me creyó… Esa gente siempre cree. Esa gente era bonita, era bonito estar allí y no dejar ninguna cosa para mañana, porque mañana es otro día.
¿Sientes que después de Europa le tapaste la boca a unos cuantos?
-De taparle, le tapé la boca no a unos cuantos, sino que a muchos. La gente me criticó mucho a mí. La gente tiraba la piedra y después la escondía, así que la mano quedaba por ahí hablando sola.
Tiraban la piedra y escondían la mano.
-Eso mismo. Ellos no eran autocríticos conmigo, me criticaban por criticarme. Pero uno sigue en el fútbol porque el fútbol es bonito. Es bonito que la gente no quiera que se olviden del Murci y pregunten: “¿Y dónde está el Murci? ¿Y dónde está el Murci?”
¿Y dónde está?
-Aquí está el Murci, respondiéndole a sus fans, siempre en el corazón de la gente. Acostumbrándose a Chile de nuevo después de haber estado en el viejo país.
Querrás decir en el Viejo Continente.
-Eso mismo. Pero es difícil acostumbrarse a Chile de nuevo, es difícil ver los campeonatos y saber que esto no ha cambiado y está peor.
Y también debe haber sido difícil soportar que Bonvallet te dijera tacuaco.
-Yo tengo una parte interior que no se me va a cambiar nunca. Cuando él me dijo eso, yo respondí: “no te conozco, ¿dónde has jugado?” Si Bonvallet fuera una persona con moral y ética no andaría hablando de gente que no conoce. Él no me conoce a mí, así que no tiene derecho a decirme que soy un tacuaco.
Pero te conoce de la cancha.
-Sí, pero igual no tiene derecho a decirme que soy un tacuaco.
“TERRIBLE DE CURTIDO”
¿Recuerdas la primera vez que agarraste una pelota?
-Sí, fue cuando tenía seis años y fui a ver un entrenamiento de una liguilla de Coquimbo. Me acuerdo que estaba jugando Álvarez y yo lo admiraba mucho. Entonces, Álvarez tiró la pelota cerca de mí mismo y yo la caché tan bonita que la agarré y salí corriendo.
¿Cómo?
-Me la pelé poh, porque Álvarez me la había tirado a mí, o si no, jamás la habría tirado para mi lado. ¿Cachai o no?
Más o menos. ¿Y qué pasó?
-Que todos me empezaron a perseguir para quitarme la pelota y yo seguía corriendo y corriendo y un compadre en bici me dijo: “te llevo” y yo le dije que no, porque no quería nada que me fuera a quitar la pelota.... Mira, pasé un momento tan bonito esa vez que dije: ¿por qué no soy jugador? Y así me hice jugador.
¿Y dónde comenzaste a jugar?
-En las canchas de Las Rojas. Las Rojas era un pueblo cerca de La Serena, que le decían así porque parece que habían muchos de política roja. Jugábamos con todos mis amigos y yo no tenía zapatos así que me prestaban unos que me quedaban grandes y yo les tenía que colocar diarios y algodones para que me quedaran chicos.
Pero después cambió tu suerte…
-Bueno, de ahí me descubrieron de Deportes La Serena. Roberto Hernández fue un día para la cancha de Las Rojas a buscarme. Me dijo: “tú, chico, ven”. Y yo le dije: “¿Pero por qué yo si yo no he hecho nada?” Y ahí me explicó que me venía a buscar para jugar y yo no quería nada ir porque quería quedarme jugando con mis amigos. Al final me convenció. Al otro día me levanté temprano y fui a hacer el test de Cooper, di ocho vueltas y Hernández dijo: “éste está bien”. Me dejó en Deportes La Serena. Me quedé unos años ahí y después a los 18 me vine al Colo-Colo, a Santiago.
¿Cómo fue llegar a la capital?
-Todo el mundo andaba rápido, entonces yo también tuve que comenzar, digamos, a andar rápido. La gente era diferente de La Serena, porque siempre hablaban cosas raras que yo no entendía.
¿Alguna vez alguien trató de engañarte?
-¡Shiiii! ¡Ni en cuento! ¡Hubieran quedado debiendo! ¡Yo llegué terrible de curtido! Había estado en Las Rojas y allá varios de mis compañeros eran lanzas, amigos de lo ajeno, ¿Cachai? A veces me decían: “¿Querí un helado?” Y yo les decía que sí y ellos no se robaban nada uno, sino que llegaban con la caja completa. Yo los miraba no más y aprendía. Eran bonitos esos tiempos.
¿Fue en Colo-Colo donde te bautizaron Murci?
-Sí, es que el utilero me puso murciélago, porque según él los murciélagos suben y bajan con los pañuelos blancos, igual que como yo lo hacía con la camiseta blanca del Colo. Entonces, ahí nace la esta del murciélago y después se abrevió a Murci. Eso a mí me gustó.
Te gustó tanto que te tatuaste un murciélago en la espalda.
-Sí… Yo quería uno chico pero al final me lo hice de 30 centímetros. Me dolió más que la cresta. Se demoraron tres horas en tatuarme y puta, yo estaba afirmado de todo.
¿Te arrepentiste?
-Sí, porque me daba vergüenza que me vieran. Iba a los entrenamientos y después andaba puro escondiéndome en las duchas. Me bañaba tan rápido que ni siquiera alcanzaba a jabonarme. Estuve así como por una semana hasta que un día me aburrí y mostré el murciélago no más. Lo que pasa es que a las finales el jugador tiene que tener confianza consigo mismo. Si el jugador no tiene confianza consigo mismo, entonces nadie tiene confianza en el jugador. Así es la filosofía de los jugadores.
¿Es verdad que una vez te preguntaron -antes de un partido con Honduras- qué sentías al jugar contra ese equipo y respondiste: “siempre es bueno jugar con rivales europeos”?
-¡No me acuerdo! Yo creo que cada uno como jugador se equivoca con chambonadas. Y al jugador no le gusta hablar de sus chambonadas.
¿Qué piensas de que una mujer sea Presidenta?
-Bueno, no hay que ser machista en esta vida. Faltaba un cambio y creo que éste fue de 180º. Creo que lo ha hecho bastante bien y que el atado del paro de los alumnos fue algo difícil para ella para cortar a gente importante en ese cargo. Creo que cuando uno es este de educación y no lo hace bien, hay que cortarlo por lo sano. Entonces, así es el fútbol, cuando no hay uno, hay otro.
¿Y qué harías con la plata del cobre?
-Puta, yo creo que el cobre es difícil. Cuando estuve en Austria el cobre estaba bajo y ahora está alto. Yo pienso que con el dinero del cobre habría que darles un sueldo a los niños para que estudien.
¡Un sueldo!
-Sí, como en Austria, que a mis hijos les pagaban para estudiar, para tener gente importante de Austria, entonces que vayan a buenos cargos. Si los niños chilenos recibieran comisión también serían gente importante de Chile.
¿Es verdad que piensas escribir un libro de tu vida?
-Sí, porque sería bonito poder contarle a la gente quién es el Murci. El Murci niño. El Murci del Mundial del ´98. El Murci del Colo. Eso sería bonito. Si publico un libro, sólo me faltaría plantar un árbol porque ya tuve a los críos.
3 comentarios:
con-X piensa que la forma de hablar del Murci deja mucho que desear. Pero con-X no es quien para andar criticando ese tipo de cosas en el Murci, ya que el Murci es conocido por ser futbolista, no como el Murci intelectual.
con-X le manda saludos a Pumba y se alegra de que no haya cerrado el blog.
WUAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!! xDDDDDDDDDDDDDDDDD
no te explico cómo morí de risa y vergüenza ajena alternadamente
colli... jajajja, debieron preguntarle por la mina que tuvo en el sure...juajuajua... a ver si habla
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